lunes, 24 de septiembre de 2012

¿Dónde fueron a parar las chacareras?

Receta para aniquilar formas musicales: 1) tome cualquier género-rítmo popular, 2) pongalo en manos de los intelectuales, 3) agregue jazz, 4) mezcle (y llámelo “fusión”). La musica folclórica es en general funcional (satisface un propósito: quejarse, divertirse, inducir el baile, etc.). Los intelectuales de cuarta la usan para el único motivo que satisface sus vidas: lograr la aceptación de sus pares y el rechazo de los que no lo son. Entonces, a la chacarera le agregan acordes raros, juegan a ver quien respeta menos el ritmo (si es con métricas irregulares, duplica-puntos-palabra como en el scrabble) y se enconan con cualquiera que no distinga una chacarera doble de una trunca, o con quien no tenga una postura taliban sobre si es o no birritmica. Es decir, hacen de un noble género una versión músical de los 100 metros llanos: la transforman en algo que se puede medir (en dificultad, en complejidad, en esoterismo). Y en el medio perdemos todos.

Cuesta encontrar nuevo folclore honesto, que pretenda emocionar más que impresionar. A la matematizacion de zambas y gatos, prefiero al Chaqueño Palavecino.

Me despido con una interprete que no sé cuánto sabia de estó (seguro que mucho) pero que su fuerza emocional lo cubria todo.




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